lunes, 4 de mayo de 2009

La compuerta y la distancia

Qué complicado. Qué extraño. Qué difícil de explicar. ¿En qué se basan nuestras relaciones con los demás? ¿Qué conocemos de ellos para que nos gusten, para mantener con ellos una relación de confianza, para sentirnos bien en su compañía? Tengo la impresión de que una persona muy cercana a mí ha entreabierto esa pequeña compuerta entre el escenario y los camerinos de la mente. Todo comienza con una pequeña incoherencia, un nombre que no existe, una anécdota que nadie recuerda... pero ese granito de arena basta para hacer chirriar el engranaje. De repente, quien está frente a nosotros nos resulta irreconocible: tiene su rostro, sí; tiene su voz, sí... pero ha perdido su esencia. ¿Qué ingredientes componen el "yo"? La persona cercana de la que hablo se encuentra hospitalizada; muchos dicen que la UVI conduce a la desorientación, a no saber si es de día o de noche, que todo es normal, que todo pasará. Que no hay que preocuparse. ¿Quién me espera cada tarde en esa habitación?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucho ánimo!!

Bomarzo dijo...

Ánimo, amigo

David Guerrero dijo...

Un abrazo, David!

Rosa J.C. dijo...

David, somos muchos los que te queremos. Mucho ánimo.

David Martos dijo...

Muchas gracias, todo es está enderezando... :)

Joana Abrines dijo...

Qué bueno es leerte en clave personal. La transmisión del aprendizaje sentimental nos hace más fuertes y más hombres o mujeres, según las circunstancias que nos acompañen.

Un abrazo (casi) veraniego.

Mernissi dijo...

David, muchos ánimos!!
Seguro que esa fuerza que tienes se la traspasas a esa persona :)
Ánimo!
Bss