Imaginemos un árbol de unos 5 años de vida. Las enfermedades y los rigores del invierno lo han dejado raquítico, prácticamente seco. Además, el jardinero no ha tenido demasiado éxito con la poda. Puestos a imaginar, imaginemos también que ese árbol, en un comienzo de primavera cálido como el que este año vivimos, consigue sacar adelante una rama verde. ¡Deberíamos suponer que el jardinero ha aprendido de su nefasta poda! ¿Qué pensaríamos de él si arranca las hojas verdes que intentan abrirse paso a la vida? Cambiemos al jardinero por Rodríguez Zapatero, cambiemos el árbol por su acción política, cambiemos las hojas verdes por la política exterior de la segunda legislatura... y la poda por Kosovo. Y lo demás, lo dice con maestría el diplomático José María Ridao en su columna de El País...
La manera de anunciar la retirada fue un error porque, como se ha podido comprobar en las declaraciones del secretario general de la OTAN y de los principales aliados, el Gobierno español ahondaba sin motivo en el principal reproche que se le ha dirigido desde la salida unilateral de Irak, y es que ha dejado de ser un socio fiable. Pero la manera de rectificar ha sido, por su parte, una súbita revelación de que, en el fondo, la diplomacia por la que ha optado el Gobierno no es ni buena ni mala, sino que, sencillamente, ignora su oficio.