viernes, 2 de noviembre de 2007

Acurrucada en la sala de prensa

Un genial Pablo Ordaz ha contado la verdad en EL PAÍS...

"De tanto tratar con ella, se terminó haciendo familiar. Llegaba todas las mañanas al juicio bien temprano, después de haber escuchado religiosamente cierta emisora de radio, leído cierto periódico, tomado café con ciertos políticos, con ciertos abogados. Durante 57 sesiones se sentó en la misma silla de madera, muy cerca de las madres de los muertos, a las que dirigía de vez en cuando un mohín de desprecio, y también muy cerca de los acusados, con los que llegó a pactar ciertas entrevistas, ciertos bulos, mucha confusión. Se lo pasó bien; bien sabe Dios que, durante cuatro meses y medio, la mentira se lo pasó bien, tuvo su público. ¿Te acuerdas de aquel día en que con la complicidad del abogado Abascal intentó trucar el sumario para meter la fotografía de un temporizador de ETA?"

"Dicen que a la mentira -transmutada en ciertos abogados, en ciertos periodistas, en ciertos políticos- se le había cambiado el color de la cara. Devuelto a los corrales el bulo de la conspiración, qué quedaba."

"En la Casa de Campo, 21 culpables de la matanza de Madrid fueron condenados. No fueron los únicos. También fue condenada la mentira."
Por fin hemos sabido dónde se acurrucó la mentira. Bajo los pies de Mariano Rajoy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Además de la mentira, el tropezón se lo causó a Rajoy el humo del puro que se fumó en el camino entre el despacho y la sala de prensa. Tiene narices que después de escuchar la sentencia sobre el mayor atentado de la historia de nuestro país lo primero en lo que pensara Rajoy fuera en fumarse un puro. Lástima que no haya foto de eso.