lunes, 2 de junio de 2008

Follow the leader, leader, leader...

Dentro de un par de fines de semana, Mariano Rajoy saldrá elegido en Valencia como nuevo presidente del Partido Popular. Ante esa cita importante, y dado el revuelo con el que el partido [y la sociedad en general] está viviendo las jornadas precongresuales... quizá es buen momento para preguntarse si Rajoy es un líder, y ante un eventual "no", si puede llegar a serlo. Tradicionalmente, podemos identificar tres fuentes del poder político que conducen al liderazgo: fuerza, influencia, autoridad.

FUERZA.- Se habla de fuerza o de coacción cuando el líder tiene la capacidad de negar o limitar a otros el acceso a determinados bienes u oportunidades. El líder quiere infundir temor. Es precisamente la baza que está jugando Rajoy, la del control de la estructura del partido. A estas alturas del juego, parece dar por descontado que su candidatura no competirá con ninguna otra, y por eso puede poner en práctica aquello de... dosificar el suspense. Es una amenaza velada a los críticos: o retrocedéis o quedaréis fuera de la cúpula del PP.

INFLUENCIA.- Se habla de influencia cuando el poder político del líder se basa en su capacidad para persuadir a otros de que conviene adoptar o abandonar determinadas conductas. El líder quiere obtener la convicción de los otros. A eso está dedicando Rajoy todas sus fuerzas: a demostrar que la oposición de los próximos cuatro años no tendrá mucho que ver con la oposición de los últimos cuatro. Y por otro lado, a convencer a buena parte de su partido de que él, en lo sustancial, no ha cambiado... De que sus principios y valores continúan inalterables. Ardua tarea.


AUTORIDAD (Auctoritas).- Un líder demuestra su autoridad cuando sus indicaciones son atendidas por los demás, porque cuenta con un crédito o una solvencia que se le reconocen de antemano. El líder quiere provocar confianza en él. Es quizá el elemento más complicado de conseguir para Mariano Rajoy. Sabe que José María Aznar o María San Gil lo tienen, pero sólo se puede obtener mediante dos vías, las que ellos han utilizado: la legitimidad moral [presenciar la muerte de Gregorio Ordóñez y convertirse en estandarte de las víctimas] o la legitimidad "de facto" [llevando al partido al Gobierno y a la mayoría absoluta].

El congreso de junio reforzará, probablemente, la fuerza de Rajoy; incluso podemos atrevernos a decir que mejorará su influencia. Pero la autoridad... la autoridad llegará a las plantas más altas de la nueva calle Génova de la mano de las victorias en las elecciones vascas, gallegas y europeas.

Fuente: VALLÈS, Josep M. Ciencia Política.

4 comentarios:

Unknown dijo...

talmente de acuerdo, es muy probable que el congreso de junio se cierre en falso ... habrá que esperar, aunque seguro que Rajoy buscará legitimidad presentando por ejemplo una eminenda para que cualquiera pueda presentarse, por ejemplo, sin avales

Anónimo dijo...

Creo, Rubén, que es bastante probable que Rajoy salga elegido presidente... pero que serán los resultados electorales los que lo ratifiquen [o no] en el sillón. Cada elección ganada será un parche en la boca de los críticos.

Anónimo dijo...

Sin embargo, qué posibilidades tiene de obtener buenos resultados en las vascas, las gallegas y las europeas?? de hecho, si nada cambia, las primeras serán las elecciones vascas y ahí el PP tiene muy dificil obetener buenos datos. Me huele a mí que el viacrucis de Rajoy no ha hecho más que empezar...

Anónimo dijo...

Claro, Drewig, una cosa es ponernos de acuerdo sobre el diagnóstico... y otra... ¡asegurar que sea fácil curar la enfermedad! ;)