domingo, 16 de diciembre de 2007

La cacería

Entrevista a José María Aznar, ex Presidente del Gobierno de España, en el suplemento dominical del diario ABC.

"Sr. Aznar, parece como si hubiera una maldición de La Moncloa. Es demasiado dura la salida de nuestros presidentes. Sólo se libró Calvo Sotelo, quizás porque La Moncloa apenas tuvo tiempo de tomarle las medidas.

No hay maldición de La Moncloa... Es una característica del país. Siempre se ha dicho que los españoles tienen una cierta incapacidad para reconocer el mérito ajeno. Por eso somos un país necrófilo, que ensalza a los muertos. Y además un gobernante no puede vivir esperando gratitudes, porque la vida precisamente está llena de ingratitudes. Cuando Churchill, después de ganar la Segunda Guerra Mundial, perdió las elecciones, dijo: «Todas las grandes naciones son ingratas». Ese es un consuelo muy inteligente y probablemente cierto... Y yo le aseguro que no he sentido ninguna ingratitud. Lo que siento personalmente es mucho agradecimiento. Me han dado la oportunidad de ser Presidente de España. Me he retirado voluntariamente, no me ha retirado nadie. Y sé que durante estos últimos años he sido objeto de una persecución y de una cacería, como no lo ha sido nadie en España. Mi amigo Vargas Llosa me dijo que era inconcebible. Pero aquí estoy. Y estoy muy bien.

Usted dice que ya está al margen de la política activa.

Se ríe: «Y es verdad».

¿No la añora?

No. Si sintiera añoranza, volvería... No. Y más como está la política en España en estos momentos. He estado 25 años en la política activa; 15 liderando el Partido Popular; 8 presidiendo el Gobierno. Ya no siento añoranza. Los españoles fueron tan generosos que me hicieron presidente a los 43 años. Y a los 51, aún pude empezar una vida nueva. [...] Yo fui un gobernante que quiso cambiar las cosas. Y eso evidentemente provoca olas a favor y alguna marea en contra. Pero sinceramente, no tengo ninguna voluntad de volver a la vida política.

Desde luego debe compensar los malos ratos, escuchar como ayer que un señor le diga: «Vuelva usted, porque lo necesitamos» [...]

Claro... Es que no todos son momentos duros. Yo nunca he creído a aquellas personas que expresan un sufrimiento por estar en el gobierno. No son sinceras. Y le voy a decir una cosa: no conozco a nadie que sea presidente del gobierno y que no le guste serlo. [...] No conozco a nadie, que estando en ese lugar, haya querido marcharse. Excepto uno —vuelve a reír—: yo."

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