Pasó una noche, pasó una mañana, y la plaza de Colón se llenó de familias ateridas de frío... ¡pero animadas por el calor que desprendía su corazón! Familias que escucharon que el Gobierno nos lleva al abismo, que la Democracia se acaba, que retrocedemos en materia de Derechos Humanos. Familias que escucharon en directo al papa de Roma. La gestión corrió a cargo de Antonio María Rouco Varela; el verdadero hombre fuerte de la Conferencia Episcopal consiguió que Joseph Ratzinger dirigiese unas palabras a quienes se concentraban en Madrid. De hecho [casualidad o no], desde ese domingo 30 de diciembre, todos y cada uno de los mensajes navideños de Benedicto XVI han girado en torno a la familia, y a su composición fundamental e indeclinable por un hombre y una mujer. El pontífice, no nos atrevemos a decir que "manejado" por Rouco, ha entrado de lleno en la campaña electoral española. Lo que sí nos atrevemos a pedir es lo que ya han pedido algunos dirigentes socialistas: que quien quiera hacer política... se presente a los comicios. Así que esperamos ansiosos los mítines de Joseph, por ejemplo en Alcorcón, al lado de Esperanza Aguirre...
lunes, 7 de enero de 2008
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2 comentarios:
¿Y tú por qué circunscripción vas a presentarse? El partido está bastante claro cuál será.
Cualquiera puede escribir un blog y opinar sobre lo que le dá la gana, como yo puedo discrepar. Bravo. Y la Iglesia puede opinar también. Entiendo que critiques lo que dicen si quieres, pero no que digan lo que le da la gana, creo yo. Puede hablar de política los sindicatos, los presentadores de cualquier formato televisivo, cualquier teleserie, cualquier organización vecinal, cualquier agrupación de un colectivo... ¿pero la Iglesia no?
Por lo menos ellos tienen una opinión propia. Leyéndote, y viendo el seguidismo que haces de Zapatero hasta llegar al ridículo, en mi opinión, te pregunto: ¿Tú?
Hola, querido "anónimo"...
En primer lugar, quiero agradecerte que leas el blog y que opines en él: incluido eso del ridículo. Me preguntas... "¿tú?". Sí, yo podría presentarme por cualquier circunscripción siempre que un partido me incluyese en sus listas. La diferencia entre mi opinión y la del señor Rouco, por ejemplo, es que yo no tengo autoridad moral sobre nadie para decir lo que está bien y lo que está mal... Y el arzobispo Rouco utiliza la confianza que miles de fieles depositan en él para guiarlos políticamente. Eso es un fraude.
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