Mi primera impresión al conocer la jugada de Rajoy fue pensar que lo que se había jugado... eran las elecciones. Y a medida que pasan los días, aumenta mi convencimiento de que las había perdido de antemano. La razón es muy clara: el conflicto Aguirre-Gallardón, el conflicto que le ha estallado en las manos al presidente del PP, es un enfrentamiento "por la derrota"; es decir, por quién se queda con las joyas de la abuela una vez que la buena señora pase a mejor vida. Y la señora, en este caso, fuma puros y se traga largas sesiones de ciclismo. Rajoy solucionó el tema de la herencia por la calle de enmedio: excluyendo a los dos hijos díscolos del testamento. La jugada parecía maestra para Esperanza Aguirre, ¡estaba exultante! Pero atención: cuando Rajoy pierda, el alcalde podrá decir que él no tuvo nada que ver; si Rajoy gana, Aguirre no pintará nada en el Gobierno central [habría sido suicida esta manera de impedir que Esperanza deje la presidencia de Madrid ... para que al final acabe siendo ministra]. La clave, en la papeleta de los millones de Albertos... cuya única razón para votar al PP es que en su seno pululan personajes como él. Quedan 45 días.
jueves, 24 de enero de 2008
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1 comentario:
¡qué ansias de elecciones veo en ti! En la última cena hablamos sobre ese y otros temas de política nacional. Pensé, sin decirlo, que eras el comunicador más conveniente para las próximas elecciones. Vuelvo a repetirlo en voz alta.
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