Con zapato bajo, pinta de azafata y sonrisa angelical. La cantante y modelo Carla Bruni ha querido ser la Cenicienta del siglo XXI, pero en lugar de cambiar el hollín por los flashes, ha cambiado los flashes por los flashes. Acompañando hasta Reino Unido al presidente francés más mediático [y probablemente menos eficaz a pesar de las apariencias], ha conseguido todas las fotos de primera de la prensa británica. ¿Qué es lo que nos deslumbra? ¿Es su belleza? ¿Es su abnegada renuncia al lujo? No. Lo que nos deslumbra es la falsa reproducción de un viejo mito. El amor que triunfa pese a las razones de Estado. Primero el amor, luego el Estado. En fin.
jueves, 27 de marzo de 2008
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7 comentarios:
Que no es el caso, claro.
Y cambiando de tema, ¿la voz ésa de Viernes Santo en la Cadena Ser a las 8 de la mañana, es la de usted mismo?
Sí, pero no se lo diga usted a mis abogados...
Pues sí que está usted en las altas, altas esferas.
Felicitole.
A mí lo que me deslumbra de este romance, es la semblanza entre la actual primera dama francesa y la anterior mujer de Sarkozy. Este hombre ha encontrado la misma mujer dos veces, ¿habrá caído en la misma piedra?
Bah, Edgar... Ni tan altas, ni tan esferas. Pero gracias. :D
Hola, Joana! Quizá es que hay piedras en las que merece la pena tropezar dos veces...
Vale, me quedo en lo superficial, pero ¿Sarkozy es el de los tacones?
:)
Jajajajaja! También podríamos contemplar que Sarkozy sea el de la falda de abuela!!
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