La columna con la que Manuel Rivas nos obsequió el pasado sábado en EL PAÍS relataba una divertida anécdota. Como ingredientes: Manuel Fraga, Pío Cabanillas, una playa gallega y una excursión inesperada.
Tenemos a Fraga y Pío desplazándose en coche oficial a una localidad de la ría de Arousa para inaugurar un teleclub. Llegaron demasiado temprano a la cita. No habían acudido todavía las autoridades locales [...] Dado que el día se presentaba caluroso, los dos voluntariosos jerarcas catódico-analógicos acordaron darse un chapuzón. Había un inconveniente. No tenían bañador. [...]Igual que nuestros dos protagonistas, el despertar de ayer fue para mí sonrojado, incómodo, con esa vergüenza que trasciende los límites del propio cuerpo y que, si pudiera, apagaría las luces del mundo para que nadie pudiera ver nada. Es que me desperté escuchando a Rajoy.
En pleno baño, advertidos por el claxon oficial, los dos tritones pudieron observar la maniobra de un autocar que se detenía en el marco incomparable y del que descendió, en alegre algarabía, un grupo excursionista del colegio de monjas de Placeres. Fraga y Pío salieron a la carrera. La reacción del ministro, según leyenda que recoge el patrimonio oral, fue taparse con las manos las partes de la anatomía que los clásicos llamaban pudendas. Pero el poder genital de Palomares había quedado desfasado. Cabanillas, antes de cubrirse el rostro, miró de reojo hacia el jefe y le alertó con inteligencia profética: "¡La cara, Manolo, la cara!".
2 comentarios:
Comenta ahora Espe que lo de Rajoy era "una bromita". Mi primo dice que lo que pasa con Espe y Rajoy es que son "tontitos"...Tiene 5 años.
Jajajaja... Gráfico, muy gráfico...
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