jueves, 15 de mayo de 2008

El sindicato de María [a secas]


Los listillos como yo podemos hacer análisis más o menos certeros, acercarnos más o menos a la verdad, pero los genios... son los únicos capaces de dar en el clavo. Anoche, mientras proseguía con mi mudanza perpetua, escuché en la SER el argumento que me faltaba. Atención, habla Miguel Ángel Aguilar.


No puede estar más claro. María San Gil no tenía motivos suficientes para abandonar la ponencia política del PP, y mucho menos para convocar una rueda de prensa sobre sus miedos... 7 horas después de la muerte de la última víctima de ETA. Me da la impresión de que la batalla por el poder en el PP se parece cada vez más al Sindicato del Crimen. Por el bien del Estado... aunque nos lo llevemos por delante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay veces que me pregunto qué ha sido de aquella secretaria que un día de enero, allá por el año 95, salió corriendo de un bar persiguiendo al asesino de su jefe... Me cuesta mucho encontrarla en las palabras de ayer, en su comportamiento de los últimos años... María somos todos, no es María.

Evaristo dijo...

Lo viene diciendo estos días Carlos Carnicero en su columna en El Plural: San Gil pretende disponer de una legitimidad añadida por el hecho de haber sido testigo directo de la muerte de Ordóñez, y por llevar permanentemente escolta, pero en eso se equivoca exactamente igual que la AVT. Eso es una razón para recibir todo nuestro apoyo y para exigir que se garanticen sus libertades personales, pero no es un argumento que refuerce sus convicciones políticas, y muchísimo menos uno que legitime su postura en la lucha por el poder que se disputa en el PP.

Según esa regla de tres habría que poner al presidente de la AVT o a Pilar Mantón de presidente del gobierno de forma automática, y dejarnos de elecciones y de gaitas.

Y, se mire como se mire, convocar a los medios para hablar de lo suyo con la dirección actual del PP, 7 horas después de un atentado mortal de ETA, no venía a cuento a menos que se entienda en la línea de querer explotar su condición de amenazada de ETA. Muy mal.